VUELTA A CASA

Estuvimos cuatro días en el hospital.

Yo lo pasé regular porque la cesárea había sido muy rápida y no me había dado tiempo a habituarme psicológicamente a que ya estabas fuera de mí. Mi cuerpo reaccionaba como si no hubiese asimilado el que no estuvieses aún dentro de mis entrañas. Además yo quería vestirte, bañarte, cambiarte los pañales...y no podía por que casi no me podía mover. Creo que ha sido el momento de mi vida que más he necesitado a mi madre. Pero fue algo que pasó pronto, soóo me hacía falta mirarte a la carita para que toda esa angustia se pasara.

El 31 de diciembre me dieron el alta y viniste a casa por primera vez. Papá, tu tio Raúl y los abuelos nos prepararon una bienvenida a casa llenándola de globos, papelillos y adornos, y la verdad es que si no lloré de felicidad, no fue por falta de ganas, sino porque no podia con la cesárea, cualquier movimiento abdominal me hacía ver las estrellas. Papá también nos regaló una mecedora de lactancia , lugar en el que te encanta tomar tu bibe y quedarte dormido mientras nos balanceamos.

Esa noche comí las uvas más felices y dulces de toda mi vida.

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