EL DÍA QUE EMPEZÓ TODO

Era un miércoles, lo recuerdo perfectamente porque tuve que guardar el secreto hasta el viernes que llegaba César (no es algo para contar por teléfono). Ese día trabajaba en la tienda de Jerez, y de repente lo supe. No hacian falta pruebas, estaba segura. Y aún mas claro lo tuve cuando, comiendo con Diego, todo se me puso de color amarillo y me mareé. De todas formas compré una prueba en la farmacia y me la hice al llegar a casa. No fue una sorpresa encontrarme el circulito de color rosa porque desde la mañana ya lo sabía. Estaba embarazada.

Llevábamos casi un año intentándolo y no pasaba nada, la psicóloga decía que eran mis nervios, que hasta que no me tranquilizara y me tomase los problemas de otra manera no sucedería. Ya ibamos a empezar a hacernos pruebas, pero ya no hacía falta, ya estaba aquí. Creo que me relajé en el crucero que hicimos a Turquía (aunque el crucero no fue nada relajado, el barco encalló). Quizás me sirvió para desconectar de todos los problemas y del estrés del trabajo.

Qué nerviosa estaba, era la noticia más importante que iba a dar en mi vida, el decirle a mi marido que ibamos a ser papas. ¿Y cómo darle la noticia a César? ...