NUESTRAS TARDES

Todas las tardes me acompañas a ver a mi madre, tu abuela Paquita.

Ella ya sólo emite sonidos guturales, pero a tí te encanta mirarla mientras los hace, creo que te acostumbrastes a estos sonidos ya dentro de mi barriga. Otros niños seguramente se asustarían al oirlos, pero tu los reconoces como un sonido familiar. A veces te siento en su regazo y te quedas embobado mirándola desde sus rodillas. Ella te agarra con sus brazos algo rígidos ya, debido a su enfermedad, y es como si te reconociese entre ellos, no te suelta, incluso me cuesta desabrazarla de tí. No sé si sabe quién eres, pero si lo sabe, seguro que disfruta como nadie esos momentos que te tiene en brazos. Te encanta toquetearle la cara, darle pellizcos en la nariz y tirarle del pelo. Ya hace mucho que dejo de sonreir, pero estoy segura Bruno que si pudiese tu serias el mas fuerte impulso que le probocaria una sonrisa.

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